Miles de pasos, giros, levantamientos de cuerpo, saltos, cambios de vestuario y pequeños sorbos de agua son ingredientes más que suficientes para que las cosas estén medidas al milímetro y todo salga según lo previsto. Si, además, le añadimos ritmos fácilmente bailables, letras divertidas, mensajes optimistas y entrega total sobre las tablas, Rigoberta debe estar tranquila, porque sus muchos seguidores disfrutarán durante casi dos horas de un espectáculo perfectamente coordinado y coreografiado que les dejará totalmente fascinados. Y esto justo cuando se cumplen casi dos años de un retiro totalmente meditado con el que decidió cerrar las puertas de la fama y la interpretación porque estaba harta. Ahora, 22 canciones después y a punto de comenzar el verano, llega su segundo álbum Jesucrista Superstar, un proyecto concienzudo y de grandes proporciones de maremágnum que la catalana ha compuesto con el total convencimiento de que esas letras eran las que ahora mismo le pedía el cuerpo. Y hay para todos los gustos, desde el tema más potente y divertido en boca de un kaiman hasta el recogimiento absoluto en favor de los sentimientos más profundos en Canciones alegres para días tristes, que interpreta con Luz Casal, una proverbial intérprete con la que se ha entendido perfectamente y con la que espera poder continuar colaborando. Señoras y señores, pasen y vean lo más nuevo de Rigoberta Bandini.
Sorpresa fue la primera sensación que nos llevamos casi todos los que amamos la música cuando Rigoberta dijo basta…
Después de dos años y medio de gira no podía más, necesitaba parar y no ponerme undeadline, sin fecha de vuelta. Un tiempo que me ha sentado de maravilla y durante el que he compuesto muchísimo, he sacado otro álbum, y que no sé si tendrá continuidad o qué. Ya veremos qué pasa. No me gusta nada darlo por sentado y, al final, la vida manda.
Hubo incluso voces que afirmaron que era de lo más normal lo que le había pasado, que era otro juguete roto que se derrumbaba ante el sistema…
Nunca me he considerado un juguete roto, no me parece. Fue consecuencia de no parar durante bastante tiempo. Había que decir basta ya. Estaba muy cansada.
No obstante, volver con un doble álbum y 22 canciones no es un trabajo sin ambiciones. ¿Tenías mucho que contar?
Desde el momento en que me puse a componer, descubrí que había mucho que decir. La actitud compositiva era enorme y supe que Jesucrista Superstar entregaba mucho; vaya, que ocupaba mucho espacio. La producción fue toda una locura, pero bueno, ha salido este doble y el resultado me gusta.
Durante la selección de temas que iban a formar parte del doble disco, ¿se han quedado muchas canciones en el tintero? Producidas, igual unas cinco, pero demos, maquetas…, muchas.
Pueden ser la continuación de un tercer álbum…
No lo sé. A veces recupero canciones escritas hace siete años, pero también es verdad que muchos de los descartes no los sacaría ahora. No soy esa persona ahora. Nunca se sabe.
¿Se han cumplido con creces aquellas aspiraciones de la niña que cantaba en casa cuando llegaban las visitas?
Totalmente, al cien por cien. A mí me decían: «Paula, canta Corre, corre, caballito», y ahí estaba la Paula para lo que hiciera falta… Me encantaba.
Satisfecha, supongo, a pesar del caos, de disfrutar de tu éxito.
Por supuesto. Hay días en que todavía no me lo creo.
Lo cierto es que tengo la sensación de que en los dos discos que ahora mismo tienes te lo has pasado muy bien y buscas que la gente también disfrute contigo. Si no, ¿de qué un tema como Brindis, que es superdivertida, muy fácil de escuchar y un poco alocada…?
Es un poco prueba y error; además, no creo que tenga un público objetivo. Me costaría mucho pensarlo así al estilo briefing publicitario… Conscientemente seguro que está, pero no lo pienso. Sí es cierto que me obsesiono un poco con lo que quiero decir, cómo lo quiero decir, y luego siempre hay algún público para ti.
Creo que muchas de las letras de tus canciones tienen mucho que contar, tienen detrás un trasfondo emocional muy fuerte y no resulta fácil dar salida a este tipo de mensajes, es como que estás contando algo muy personal. ¿Cierto?
Algunas de ellas, depende de cuáles, son como diarios personales, por eso escucho mucho, observo y miro porque a veces mi vida y mis experiencias se me hacen cortas, pero sí es cierto que son como un catálogo de emociones que necesito expresar.
¿Por eso hay temas como Pamela Anderson, un alegato en favor de esta actriz que le ha pasado de todo, que fue vapuleada y cuya carrera ha sido puesta en entredicho continuamente? ¿Sentiste que tenías que reivindicar su persona?
La verdad es que empecé a componer el tema sin saber muy bien por donde me iba a llevar, pero lo que le pasó a Pamela es algo universal. En cierto modo nos puede haber pasado a todas, esa sensación de opresión y violencia sin saber qué quieres ser o hacer. Y ella jugó fuerte, iba a 200 km por hora y se metió una hostia muy fuerte. Le hice la canción porque me pareció muy inspiradora. Y ella de algún modo renació.
¿Es casi como un ídolo?
Totalmente.
¿Tienes alguna noticia de que haya escuchado la canción?
La verdad es que no. Me encantaría. Pienso que tiene que haberle llegado, seguro.
Madonna contaba que en cada actuación perdía cinco kilos del esfuerzo que le ponía a su trabajo. ¿Tus directos también te harán perder peso?
Es una gira muy exigente, lo estoy dando todo y poniendo todas mis fuerzas en ello y me estoy dando mucha tralla para poder aguantar el ritmo del espectáculo, para no ahogarme. A mí la sensación del sudor del concierto me pone mucho. Es como un cóctel de emociones muy interesante. Lo estoy viviendo en los ensayos y me apetece mucho. Es muy gratificante a la vez que cansado.
Son evidentemente espectáculos muy trabajados, que se cuidan al milímetro, y que se han convertido en los nuevos escaparates para vender el producto…
El directo es muy romántico, y en un mundo tan digital como en el que vivimos ahora y tan rápido… yo ahora mismo ya en los ensayos lo estoy disfrutando y me digo: qué bien que todavía existen los directos.
Evidentemente es el pan de cada día de mucha gente. Fíjate en el éxito que concitan las orquestas de pueblo, la cantidad de gente que mueven y lo mucho que el público las defiende…
Claro, claro. Además, creo que ahora muchos artistas estamos enganchados a vivir ese tipo de experiencias. Te ofrecen algo que no se consigue de otro modo.
El mejor ejemplo actual de la combinación de este tipo de megaestrella y de éxito que ha sabido explotar esos directos es Taylor Swift, una intérprete que, además, compone temas sin parar. ¿Eres un poco nuestra Taylor patria?
Ya me gustaría a mí, qué dices. Ja, ja, ja… Creo que es una artista como muy concentrada en el futuro y que me sirve de inspiración en lo perseverante que es. Siempre tira para adelante. En cuanto a forrarme con la gira, no lo veo. Yo, con tener dinero para vivir la vida que quiero…, tampoco soy demasiado ambiciosa en ese sentido. Además, soy muy de invertir todo lo que gano en el proyecto. Personalmente, me suma mucho. Es bueno tener ideas de una dimensión más grande.
La gira ha comenzado su andadura, pero todavía no sabes cuando acabas. ¡Qué incertidumbre!
Estoy todo el veranito de aquí para allá, sí.
¿Tu formación como actriz te sirve para tirar del hilo de la improvisación y de enfrentarte al mundo? ¿Eres la nueva Ana Belén que actúa, canta y todo lo hace excelente?
Me encantaría. Me gusta mucho Ana Belén. Es verdad que en este espectáculo exploto mi lado de actriz más que nunca, porque realmente es muy teatral y lo estoy disfrutando mucho. Creo que suma.
Impresionante la canción Canciones alegres para días tristes con Luz Casal. Hay que ver el sentimiento que esconde el tema y lo bien que empastan vuestras voces.
Es una letra que la compuse un día que estaba triste. Todo es inspiración para algo y tus propias sensaciones también forman parte de este paquete de compositora y cantante.
Después del estallido del éxito que supuso el tema Ay, mamá, es hora de pasar página y dar entrada a nuevos éxitos como está pasando con Kaiman, que ya es todo un fenómeno…
Kaimán está avanzando a pasos muy «akaimanados». Va por buen camino.
El éxito de grupos como La Casa Azul o Rosalía y Loquillo, o tú misma, por ejemplo, todos con un sello tan personal, ¿puede crear escuela, la escuela catalana como en otras artes?
Nunca lo había pensado. Lo que hay es mucha variedad; pero aquí, por lo que sea, nos gusta mucho siempre expresar.
El primer tema de Jesucrista Superstar comienza con una curiosa introducción, como si acudieras a la cita con el psicólogo: «Chicas, relajaros, vamos a escuchar qué pasa en vuestras vidas…»
Totalmente. Era como una necesidad de hacer un prólogo previo y explicarle a la gente lo que se iba a encontrar en el disco. Es una especie de viaje cinematográfico y un poco histriónico.
Y tanto... De ahí la canción Spaguettis al sol. ¿Más histriónico no puede ser?
Es una canción que me vino como un pequeño haikú (poema corto de origen japonés). Cuando estaba componiendo me vino esta melodía que, además era bonita para hacer como de bisagra con el resto de temas. Sentía que el álbum necesitaba respirar un poco, tomar aliento. La misma imagen era perfecta. Es una de mis canciones favoritas porque es tan simple que me traslada a un lugar mágico rápidamente.
La imagen de Doris Day que se explota en el disco supongo que es toda una declaración de intenciones hacia los éxitos y la música de los años 60…
Hemos creado este universo estético a propósito porque la opresión y la dualidad de las que habla el álbum está muy reflejada en ese primer plano de una mujer con esa media sonrisa. Es casi violento. Buscábamos esa imagen de housewife que te puede matar, que dice que todo está bien, pero con lágrimas en los ojos, en diferentes imágenes.
¿La llegada de tu bebé ha contribuido a incrementar tu nivel de estrés en vez de ser un bálsamo de relax total?
Pero es de felicidad. Me siento muy afortunada de poder empezar esta gira, de conectar de nuevo con el público. Pero, a pesar del trabajo y del estrés, disfrutaré mucho del verano, de la familia cuando toque, y con el público, por supuesto.
Texto_Goito Paradelo
Fotografía_Artur-Pol Camprubí y María Rodenas
Arte_Anna Cornudella
Maquillaje_Javier Ceferino
Peluquería_Alba Guillén Panillo